Nos separa un charco. Pero 6.381,14 kilómetros, imponen.

En general, la gente me toma por una chica dura y fría. Pero en el fondo soy de lo más sensible. Y no voy a mentir: me encanta llorar. Aunque sea por una tontería, porque cuando te calmas te quedas más tranquila. Sacas fuera un poco de esa tensión, nervios, tristeza o alegría que llevabas dentro.
Y con esto de irse diez meses a Canadá, pues las despedidas abundadn. Unas no son muy emotivas pero otras... otras son de las que duelen.
Sabes que no es tanto tiempo, que puedes seguir hablando. Pero no vas a tener sus abrazos, besos, sonrisas cómplices, miradas... 
A mí, que sigo emocionándome con la muerte de Mufasa en El Rey León, no os podéis imaginar lo que lloro al decir adiós (con sabor de "hasta pronto").

Aunque aquí me queda una semana, ya hay personas que llevo sin ver un mes. Y a ellas, en lugar de diez meses, serán once sin verlas.


Y no lo quiero pintar tampoco tan triste, porque va a ser una experiencia genial. Que voy por voluntad propio, que yo acepté esa beca. Nadie me obliga.

Ganas hay. Aún así: 6.381,14 kilómetros, imponen.






Ya os iré contando cómo me desenvuelvo por tierras canadienses :))

















Comentarios

  1. Vamos Marta, ánimo, sólo piensa que en una semana nos conocemos por fin <3

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Irene, ya no queda nada :) Nos animamos mutuamente y ya está.

      Eliminar
  2. Es verdad que cuando queremos a una persona necesitamos sentir su cercanía, abrazarla, tocarla, sonreír y ser sonreídos ... Y también es verdad que somos capaces de sentirla verdaderamente presente en el corazón (sin metáforas), aunque no tengamos su contacto físico. A veces la distancia nos enseña que somos capaces de hacer y sentir cosas insospechadas.

    Los grandes viajes son para las grandes personas y las grandes gestas: San Pablo, Colón, Marco Polo, San Francisco Javier ... aunque 6.381,14 kilómetros impongan :)

    Cuando vuelvas serás mayor. Y mejor, en todos los sentidos. Y todavía más personas te querrán y tú las querrás.

    Y siempre serás libre para volver.

    Que Dios te bendiga, querida Zobel.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es una gran aventura y experiencia pero conlleva un gran sacrificio: dejar lejos los que has tenido a tu lado siempre.
      Aún así, merece la pena arriesgar. Y si no sale bien, siempre podré volver :')

      Porque como dicen por ahí "El hogar está donde está el corazón".


      Gracias por todo.
      God may bless you :)

      Eliminar
  3. Menudo charquito que nos separa heeee.
    Ánimo marta
    besos

    ResponderEliminar
  4. Cuando lo pasas en avión ya no parece tan poco :P
    Gracias :')
    Reza por mi!
    Un abrazooo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

“No perdamos nada de nuestro tiempo; quizá los hubo más bellos, pero este es el nuestro” Jean Paul Sartre

Hoy es el día de todos, españolitos

Suspenso en vivir