28 de agosto 2013 -Todo llega-

Lo que parecía tan lejano; ese futuro que de pronto de un día para otro se abrió ante mi con aquella beca... pues llegó.
Aquí me encuentro, en Canadá.
Tenía muchas ganas de conocer a la familia y en aquel último vuelo, de Toronto a Windsor con otras tres becadas, no me puse nerviosa.

En cambio, reconozco que "el gran vuelo" (Amsterdam-Toronto)fue horrible.
Al principio me dormí un rato, empecé cientos de películas y no acabé ninguna, hable, leí, hice crucigramas en grupo, no acabé nada...y lloré.
Llore agobiada. Tras 7 horas en el avión y con un trecho todavía por delate hasta llegar a Toronto, las cosas no se ven con mucho optimismo.
Iba viendo  en la pantalla cómo mi avión, se alejaba de Europa.

Miles de recuerdos y la sensación de dejar la mitad de mi, o lo que es mas: mi esencia, resultaba terrible. Muy triste.

No paré de pensar en mi padre, en mi madre, en mis hermanos...

No sabía como iba a sobrevivir sin gritar a mis hermanos, ni reírme con sus bromas o verles simplemente.
Eché de menos las regañinas amistosas con Eva.
Eché de menos las jarras de cerveza en el pelo, cortesía de Anto.
Eché de menos los callos en los dedos de Miguel por tocar la guitarra.
Eché de menos mi rutina adorable con Inés.
Eché de menos picar a Javi.
Eché de menos a Ignacio, deseaba que pudieses estar ahí para ver a los policías, pilotos...sus ojitos verdes.
Eché de menos dar besitos a Andrés.
Y también dar a Teddy, el perro, comida a escondidas.

¿A mis padres? GRACIAS.
A ellos nunca podré pagar lo que han hecho por mi, lo que han hecho de mi. Porque al fin y al cabo soy lo que soy por nacer donde he nacido. Ni tampoco darles aquello a lo que renunciaron por mi.

Eché de menos escuchar a mi padre cantar. Debatir de algún tema y reír con sus paridas.
Discutir con mi madre por la ropa o resoplar cuando habla inglés o suelta algún chiste malo. O admirar su paciencia por estar todos los días al pie del cañón.

Os eché de menos. Y lloré.
Lloré de alegría dando gracias por lo que he pasado y lloré por lo que estos 10 meses no viviré a vuestro lado.

Desesperada me encontraba y es que no veía sentido a nada, estaba todo a oscuras, así que decidí encender la luz y recé.
Me encomendé a San Agustín, recé un misterio a la Virgen y un "ángel de la guarda" y me quedé como nueva. Noté la mano protectora de María, y tranquilita me dormí.

***

Con una cartulina con mi nombre y una bolsa llena de regalos, me recibía mi host family.                                La casa una preciosidad,: muy moderna por dentro quizá, sin la calidez española. Mi cuarto sencillo y agradable con una gran cama de matrimonio ocupando prácticamente todo el espacio.                                 Marie, mi host mum, me habló de mi familia y me eché a llorar como la niña que soy.  Me abrazó y me consoló diciendo que llorara siempre que lo necesitase, que es muy sano y lo que vas guardando dentrosi se comparte el peso y la tristeza es menor. Así que mami, en España puedes tener por seguro que me cuidan bien. Pero contigo... contigo siempre estaré mejor.                                                                                       Y después un ratito de skype tranquilizador con papá e Inés , cenamos. Charlamos y me explicaron qué preparativos me tocaban en los próximos días. Me dijeron que les gusta mi acento y yo tan contenta.             Luego vi la tele con Doreen, mi host sister, y para no agobiarme de nuevo con toda la maleta y papeles sin sitio, recé y a dormir.                                                                                                                                   Good night.
Las cuatro becadas de Windsor
   



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