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Mostrando entradas de mayo, 2013

Mucho avance sí, ¿y qué?

Hace unos meses, fui al hospital por unas pruebas de la alergia. Era por la mañana y en la sala de espera abundaban abueletes. Siempre me llevo algunos apuntes para ir estudiando o esperar que mediante ósmosis pasen los conocimientos a mi, aunque siempre acabo estudiando a la gente de alrededor. Pues, en ello estaba cuando entró un señor mayor de esos que me "dan mucha ternura", que se te encoge el corazón al verlos. Tenía la cara morena, con manchas del sol y se podría decir que era "un hombre a una nariz pegado". Andaba lentamente al estilo del abogado George de 'Los aristogatos', y su ropa del siglo pasado. "Curioso personaje"- pensé yo. Ahora resulta que somos tan modernos que en lugar de dar en Secretaría la tarjeta y luego que vayan llamando hay una máquina en la que introduces la tarjeta y se imprime un número, y encima hay una pantalla en la que van apareciendo los números de los pacientes y la sala en la que les toca. Al más estilo

Cuando tu colegio se parece a España.

La asignatura de "Ética" me parece una chorrada. Eso es. Explico. Se trata de dos horas semanales en las que analizamos una y otra vez que "el hombre es un ser social por naturaleza" y que "necesita de otras personas para desarrollarse plenamente como persona". Quizás, en algún momento fue novedad. Después bromeamos entre nosotros recitando las célebres citas éticas, pero si además pensamos en la cantidad de libros de esta asignatura, impresos con fotos por aquí y por allá, que se necesitan, ya no hace gracia. Bueno, podría contar muchas más razones por las que me parece bastante tonta. Pero quería contar lo que ocurrió en la clase de Ética del otro día. En este momento estamos estudiando los Derechos Humanos, y ya debatimos sobre si estaban redactados desde un punto iuspositivista o iusnaturalista. En esta ocasión, el profesor ponía de ejemplo una sería de normas que van a aplicar próximamente en mi centro como: la longitud de la falda, los pantalone

Tachando sueños

Yo tengo una lista mental con las metas que quiero alcanzar y los sueños a cumplir. Es, en realidad, un borrador. Añado y elimino objetivos a diario, según me encuentre. Es un tema del que me encanta dar largos discursos en los que me dedico a, con una serie de pinceladas, dar una clara imagen al espectador de los pasos que me gustaría seguir. Algunos son bastante tontos, pequeños logros que tampoco tienen mucha transcendencia. Pero otros, vuelan más alto. Hace unas semanas, estaba yo merendando con unos compañeros de teatro y el director, me preguntó por mis planes en la vida ( Somos un grupo teatral bastante curioso, hay miembros de edades de lo más variadas, así que estamos hablando de un público de entre 15 y cincuenta y pocos años). Me reí ante aquella pregunta, sin saber por dónde empezar. Al final empecé por el principio y acabé por el final, sin duda, la mejor opción. Conté desde los detalles más insignificantes hasta mis grandes esperanzas e ilusiones. Uno de ellos,