Tachando sueños
Yo tengo una lista mental con las metas que quiero alcanzar y los sueños a cumplir. Es, en realidad, un borrador. Añado y elimino objetivos a diario, según me encuentre.
Es un tema del que me encanta dar largos discursos en los que me dedico a, con una serie de pinceladas, dar una clara imagen al espectador de los pasos que me gustaría seguir.
Algunos son bastante tontos, pequeños logros que tampoco tienen mucha transcendencia. Pero otros, vuelan más alto.
Hace unas semanas, estaba yo merendando con unos compañeros de teatro y el director, me preguntó por mis planes en la vida ( Somos un grupo teatral bastante curioso, hay miembros de edades de lo más variadas, así que estamos hablando de un público de entre 15 y cincuenta y pocos años).
Me reí ante aquella pregunta, sin saber por dónde empezar.
Al final empecé por el principio y acabé por el final, sin duda, la mejor opción.
Conté desde los detalles más insignificantes hasta mis grandes esperanzas e ilusiones.
Uno de ellos, era viajar para estudiar o vivir un tiempo en otro país.
Ahora tengo en mis manos la oportunidad de cumplir ese deseo: una beca para estudiar un año en Candá.
Se supone que nada más recibirla debería haber reído, celebrado, cantado... pero no. Cuando supe que me habían seleccionado, en realidad me asusté.
Empecé a agobiarme: ¿10 meses fuera? ¿y mi familia?¿y amigos?¿y..?
Pero por miedo no se pueden tomar las decisiones.
Finalmente, tras listas de pros y contras, noches sin apenas dormir, llantinas y charlas, la decisión está tomada.
La aventura me espera.
Es un tema del que me encanta dar largos discursos en los que me dedico a, con una serie de pinceladas, dar una clara imagen al espectador de los pasos que me gustaría seguir.
Algunos son bastante tontos, pequeños logros que tampoco tienen mucha transcendencia. Pero otros, vuelan más alto.
Hace unas semanas, estaba yo merendando con unos compañeros de teatro y el director, me preguntó por mis planes en la vida ( Somos un grupo teatral bastante curioso, hay miembros de edades de lo más variadas, así que estamos hablando de un público de entre 15 y cincuenta y pocos años).
Me reí ante aquella pregunta, sin saber por dónde empezar.
Al final empecé por el principio y acabé por el final, sin duda, la mejor opción.
Conté desde los detalles más insignificantes hasta mis grandes esperanzas e ilusiones.
Uno de ellos, era viajar para estudiar o vivir un tiempo en otro país.
Ahora tengo en mis manos la oportunidad de cumplir ese deseo: una beca para estudiar un año en Candá.
Se supone que nada más recibirla debería haber reído, celebrado, cantado... pero no. Cuando supe que me habían seleccionado, en realidad me asusté.
Empecé a agobiarme: ¿10 meses fuera? ¿y mi familia?¿y amigos?¿y..?
Pero por miedo no se pueden tomar las decisiones.
Finalmente, tras listas de pros y contras, noches sin apenas dormir, llantinas y charlas, la decisión está tomada.
La aventura me espera.
Pues me alegro por ti, muy valiente, además 10 meses pasan rápido y es una gran oportunidad, a familia te estará esperando a tu regreso, y hoy en día, tienes internete y movilete para comunicarte y whatsapearte. Un abraz, y sigue contando
ResponderEliminarGracias :) Espero que de verdad merezca la pena renunciar al hogar por el inglés y nuevas experiencias. Un abrazo.
EliminarVas a disfrutar de lo lindo; ¡garantizado! Yo salí con la beca Erasmus y luego casi no vuelvo. Los agobios previos son energía perdida, si afloran, déjalos a su aire y no les hagas caso.
ResponderEliminar¡Te va a encantar!
Me hace bastante ilusión, aunque los nervios me pueden traicionar. Siempre rodeada de familia y ahora irme sola... ya veremos, pero a disfrutar sí. Muchas gracias! Un abrazo.
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