FIN DE CURSO: Hasta siempre compañeros.
Nueve meses en el colegio y, como un bebé nace, nosotros dejamos la rutina atrás y entramos de cabeza en el ansiado verano.
Podría haber sido un curso más, pero este ha superado todas las expectativas. Ha brillado.
Si pienso en el primer día, me imagino la cara de idiota que se me debió de quedar al ver que en mi clase éramos 25 chicas y tan solo 8 varones.
Más charlatanas (/es) no hemos podido ser. Pero, ¿y lo amigos que nos hemos hecho? A costa de la paciencia de los profesores, eso sí. Aún así, no hay mal que por bien no venga.
Ya solo pensar que no voy a ver los mismo caretos cada mañana, que no voy a reírme con y de los mismos, que nuestras bromas no las van a entender otros... no sé, se me encoge el corazón.
Parecerá una tontería, pero en el aula, a veces más parecida a una cámara de gas por ciertos olores corporales. hemos hecho florecer una bonita amistad.
Y cómo no, ahora entran en escena los carceleros, también llamados profesores, que no nos dejan llevar pantalón corto, nos controlan la longitud de la manga corta y de la falda del uniforme, que nos castigan por asomarnos al pasillo o por comer dentro del edificio...
Los que están ahí para dar clases de lo más aburridas ( no todas,¿eh?) y fastidiarte con un examen. Pero esos que también juegan al fútbol contigo, bailan, te llevan de excursión, te ponen películas, hacen juegos, cuentan chistes o, simplemente, están, que no es poco.
Quizás sea porque el año que viene, Dios mediante, no voy a estar aquí con todos ellos, lo que me ha hecho disfrutar y saborear cada mañana más.
Que, según me cuentan, la educación por tierras canadienses es de un nivel superior. Pero, ya os contaré, si la calidad de compañeros y profesores supera a la de los que dejo en esta España querida.
Así que, como dice Dani Martín en una de sus canciones: "Gracias fue tan bonito por darme tanto, y gracias lo llevo dentro y vive conmigo"
Podría haber sido un curso más, pero este ha superado todas las expectativas. Ha brillado.
Si pienso en el primer día, me imagino la cara de idiota que se me debió de quedar al ver que en mi clase éramos 25 chicas y tan solo 8 varones.
Más charlatanas (/es) no hemos podido ser. Pero, ¿y lo amigos que nos hemos hecho? A costa de la paciencia de los profesores, eso sí. Aún así, no hay mal que por bien no venga.
Ya solo pensar que no voy a ver los mismo caretos cada mañana, que no voy a reírme con y de los mismos, que nuestras bromas no las van a entender otros... no sé, se me encoge el corazón.
Parecerá una tontería, pero en el aula, a veces más parecida a una cámara de gas por ciertos olores corporales. hemos hecho florecer una bonita amistad.
Y cómo no, ahora entran en escena los carceleros, también llamados profesores, que no nos dejan llevar pantalón corto, nos controlan la longitud de la manga corta y de la falda del uniforme, que nos castigan por asomarnos al pasillo o por comer dentro del edificio...
Los que están ahí para dar clases de lo más aburridas ( no todas,¿eh?) y fastidiarte con un examen. Pero esos que también juegan al fútbol contigo, bailan, te llevan de excursión, te ponen películas, hacen juegos, cuentan chistes o, simplemente, están, que no es poco.
Quizás sea porque el año que viene, Dios mediante, no voy a estar aquí con todos ellos, lo que me ha hecho disfrutar y saborear cada mañana más.
Que, según me cuentan, la educación por tierras canadienses es de un nivel superior. Pero, ya os contaré, si la calidad de compañeros y profesores supera a la de los que dejo en esta España querida.
Así que, como dice Dani Martín en una de sus canciones: "Gracias fue tan bonito por darme tanto, y gracias lo llevo dentro y vive conmigo"
Pues ahora a disfrutar del Verano y ya pronto comienza otro curso. Un abrazo
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