Cuando haya acabado de hablar, por favor, se calla.

Solo me queda irme.
Prácticamente todo está organizado para mi viaje a Canadá.

Ahora tocan las despedidas, algún que otro llanto y concienciarse de que va en serio: que me voy.

El otro día, fui al médico. Y resulta que me mandaron unas pruebas de la alergia urgentes de antibióticos. Pues cuando fuimos al mostrador a pedir la cita supuestamente urgente, nos dieron cita para dentro de dos meses. Cuando yo ya no esté, si Dios quiere.
Mi madre insistió en conseguir otra fecha, y entonces el administrador nos preguntó el por qué de tanta prisa.
Yo no sé ni para qué contestó mi madre, porque no me gusta dar explicaciones y menos cuando no son necesarias. De hecho muchas veces cuando alguien empieza a justificarse, digo una frase que no recuerdo dónde leí ni de quién era, pero que la verdad es genial: "No des explicaciones: tus amigos no las necesitan y tus enemigos no las creerán".

Y diréis: ¿qué tiene que ver el pobre funcionario? Pues nada. El hombre ni amigo ni enemigo, me tocó las narices y ya está.

El caso, que mi madre tan habladora y simpática le explicó mi viaje a Canadá con todo lujo de detalles. Y va el señor me mira y me dice: " ¿Tan mal están las cosas que tan joven tienes que irte? Vamos, no me parece a mí,¿eh?"
Y me lo comenta sin preguntarme si su opinión sobre ese tema valía para algo.

En fín, que solo Dios sabe si hago bien o mal en irme a Canadá pero el tiempo dirá, y ya se verá. Y, como diría mi profesora de Lengua: "Todo tiene fácil arreglo, menos que te mueras, así que tira que no hay que tener miedo".


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