Los monstruos de debajo de la cama ahora viven entre nosotros
Hemos olvidado que nada dura eternamente, que nuestra estancia aquí es
temporal. Hemos olvidado que hay tesoros mas preciosos que el oro pero, sin
embargo, no son tan preciados. Hemos aprendido mucha teoría y fechas, y nos
hemos olvidado de retirar la piedra con la que tropezaron nuestros padres
tiempo atrás. Y ahora, nosotros, nos la hemos vuelto a encontrar, pero íbamos
mirando a nuestro móvil en vez de al camino, y la misma historia vuelve a
empezar.
Presumimos de valores firmes pero somos muy fáciles de manejar.
Nos dejamos llevar por las apariencias y luego el precio a pagar puede
ser muy alto.
Nos dejamos engatusar por cualquier promesa o cualquier "te
quiero".
Nos dejamos tirados unos a otros porque solo nos preocupa nuestro propio éxito.
Nos dejamos los libros abiertos y los ojos cerrados.
Y hemos cometido un terrible error: no dejar a los niños ser niños.
Hemos abandonado la inocencia de los pequeños, permitiendo que el polvo
y el abandono la pudran, aún dándose las circunstancias adecuadas para
ofrecerles una infancia feliz.
¿Cómo devuelves a un niño la inocencia que le ha sido robada?
En el otro lado del planeta la inocencia de los niños explota en mil
pedazos, o se pierde por el camino mientras huyen de la muerte. O queda salpicada
con la sangre de sus padres, o es aplastada con el fusil que les fue entregado
en lugar del peluche…
En su mundo los monstruos no están debajo de la cama. En su mundo
tienen que mirar a los ojos a los asesinos de su familia. En su mundo no hay tiempo para jugar, para ir a clase, para vaguear...: en su mundo no hay tiempo.
En su mundo, que es el nuestro, la muerte está siempre a la vuelta de
la esquina.
¿O es que acaso hemos olvidado que la Tierra en la que viven ellos es la misma que en la que vivimos nosotros?
¿De verdad creemos que esos monstruos no van a llegar hasta nosotros?
¿Cuando sean nuestros
niños los que lleven fusiles o huyan buscando refugio en el caos nos empezaremos a preocupar?
Si nos fijamos, esto no es sino la repetición de holocaustos ocurridos hace no tanto tiempo. Las señales de lo que iba a ocurrir se han ido dando, y no lo hemos visto o no lo hemos querido ver.
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