Gracias Benedicto XVI
Se aleja del Vaticano sencillo, como llegó hace ocho años. Parece que solo ha estado de transición, pero sin embargo ha dejado una huella imborrable.
Ahora a muchos les molesta, les indigna. Piensan que es un débil, un cobarde que no ha podido con su cruz. Gente que critica, sin más.
Pero otros, ven en él ejemplo de humildad. Rezan por él. Y no olvidan que ellos, como él, son tan solo peregrinos en este mundo.
A mí, este Papa me ha marcado.
Nunca olvidaré esa JMJ en Madrid. Miles de jóvenes, miles de banderas, sonrisas, lágrimas... Impresionante, sí.
Dormíamos poco, pero bastante menos nos importaba. Con nuestras mochilas a espaldas y el estandarte al frente recorríamos Madrid. Nuestra meta: escuchar a Benedicto XVI.
No en vano nos dimos grandes caminatas, o pasamos hambre, sueño. Cuatro vientos mereció la pena.
Esos momentos de oración, en silencio. Esas palabras que nos fortalecían bajo aquella lluvia. Esa alegría de una juventud distinta, esa alegría que tiene una fuente eterna: Dios.
Y, en varias ocasiones he recordado frases de las homilías de la JMJ. Me ayudan a seguir adelante, a elevar los ojos al cielo y saber que no estoy sola.
Como coleccionista de frases que soy, no olvidé archivar algunas de aquel evento. Pero, la que más me inspira en mi vida, es esta:
"Queridos amigos, que ninguna adversidad os paralice. No tengáis miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestra debilidad. El Señor os ha otorgado vivir en este momento de la historia, para que gracias a vuestra fe siga resonando su Nombre en toda la tierra."
Así es que, con mi oración, mando un GRACIAS al cielo.
Ahora a muchos les molesta, les indigna. Piensan que es un débil, un cobarde que no ha podido con su cruz. Gente que critica, sin más.
Pero otros, ven en él ejemplo de humildad. Rezan por él. Y no olvidan que ellos, como él, son tan solo peregrinos en este mundo.
A mí, este Papa me ha marcado.
Nunca olvidaré esa JMJ en Madrid. Miles de jóvenes, miles de banderas, sonrisas, lágrimas... Impresionante, sí.
Dormíamos poco, pero bastante menos nos importaba. Con nuestras mochilas a espaldas y el estandarte al frente recorríamos Madrid. Nuestra meta: escuchar a Benedicto XVI.
No en vano nos dimos grandes caminatas, o pasamos hambre, sueño. Cuatro vientos mereció la pena.
Esos momentos de oración, en silencio. Esas palabras que nos fortalecían bajo aquella lluvia. Esa alegría de una juventud distinta, esa alegría que tiene una fuente eterna: Dios.
Y, en varias ocasiones he recordado frases de las homilías de la JMJ. Me ayudan a seguir adelante, a elevar los ojos al cielo y saber que no estoy sola.
Como coleccionista de frases que soy, no olvidé archivar algunas de aquel evento. Pero, la que más me inspira en mi vida, es esta:
"Queridos amigos, que ninguna adversidad os paralice. No tengáis miedo al mundo, ni al futuro, ni a vuestra debilidad. El Señor os ha otorgado vivir en este momento de la historia, para que gracias a vuestra fe siga resonando su Nombre en toda la tierra."
Así es que, con mi oración, mando un GRACIAS al cielo.
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